El gobierno es tan torpe —y malsano— que cuando le dijeron que tenía que salvaguardar la vida de quienes eran más vulnerables al COVID-19, ¿qué hizo? Mandó a encerrar a niñas y niños y a adultos mayores.

Los primeros: indefensos, y quienes más necesitan del espacio público para su desarrollo, son los que menos se contagian o los que casi no presentan síntomas porque su cuerpo combate al virus —generalmente— como si nada; los segundos, que pueden cuidarse solos y tienen necesidades de diversa índole, ¡tienen prohibido viajar y hasta ingresar a locales de comida!

Vizcarra y su equipo de «expertos», en lugar de dedicarse a generar las condiciones sociales, económicas y culturales para que estas «franjas etarias» vivan con salud y dignidad en medio de esta pandemia, los convierte en apestados, leprosos, marginados. Esto solo lo hace un Estado que cree, perversamente, que la «mano dura» y el castigo condicionan la performance social (es el mensaje que ha enviado Vizcarra al nombrar como premier a un militar), y la historia ha demostrado hasta el hartazgo que no hay nada más falso que eso.

Las «estrategias sanitarias» deben estar diseñadas pensando en las necesidades y derechos de todas las peruanas y peruanos, principalmente de quienes padecen enfermedades preexistentes o condiciones de riesgo. ¿Qué se podría hacer en lugar de encerrarnos y vigilarnos policialmente? Mapeos epidemiológicos, atención a domicilio, gratuidad de la atención, bonos especiales, espacios públicos seguros, etcétera.

El discurso del gobierno es «apolítico» porque la paranoia, la represión y las prohibiciones jamás impedirán que las familias y los amigos se reúnan; están yendo en contra de la realidad humana.

Y además porque el contagio y la muerte de nuestros padres, hermanos y amigos se da por causas como el desorden y hacinamiento en calles, mercados y bancos; porque faltan hospitales y médicos; porque no hay trabajo y la gente arriesga la vida para no morir de hambre; porque el sistema de salud no atiende enfermedades más letales que el coronavirus; porque la corrupción no permite acceder a servicios imprescindibles; porque las enfermedades emocionales no son tratadas; porque la atención de salud no llega a diversas zonas del país; porque el machismo en el Perú diariamente cobra más víctimas; entre otras, como la contaminación del medioambiente, las brechas en tecnología e infraestructura y la discriminación de la comunidad LGTBIQ.

Actuar políticamente significa pensar la forma más humana, digna y real de volver a la vida en comunidad, y eso se logra a través de medidas socioculturales y no violando los derechos de la ciudadanía, lo cual viene haciendo el gobierno con premeditación, alevosía y ventaja por ineptitud y malicia.