A Luis Angulo Ibarra, de 38 años, se le impuso (enero del 2018) una orden de búsqueda y captura por violación sexual a Paula cuando era una niña. Él está libre.
El caso llegó a instancias legales en abril del 2010, cuando la fiscal Pamela del Carmen Vargas Cordero ordenó que se lleve a cabo los procesos de control para iniciar las investigaciones.
Luego de ocho años de esperar justicia, el Poder Judicial dispuso que la Policía inicie la inmediata búsqueda y captura, a nivel nacional, de Luis Angulo, acusado de violación sexual contra su menor hermanastra. Todavía no lo han apresado y las vigencias de requisitoria vencen al sexto mes. ¿Acaso no hay interés en capturar a un violador?
Por otro lado, que Daniel Ríos Ramírez, el juez que emitió dicha orden, tenga una suspensión preventiva por cometer presuntas relaciones extraprocesales con litigantes mujeres (13 de agosto del 2018), podría arrojarnos la calidad de autoridades que ven este tipo de casos.
Resolución que suspende al juez Daniel Ríos
Valiente
Paula Angulo lleva diez años queriendo encontrar justicia, una justicia que no solo es ciega, también es perezosa. Ella menciona que su caso ahora está en la 3ra Sala Penal de Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima.
La constante lucha de Paula la ha llevado a vivir temerosa de posibles represalias por parte de su hermanastro. Ya en febrero del 2016 sufrió de una profunda depresión, al punto de que le recetaron medicamentos para controlarla.
En un parque cerca de su casa me cuenta su historia; observa a todos lados, hay pocas personas. En cada una de sus frases se puede sentir su impotencia, se ha chocado con una muralla de injusticia e indiferencia por parte de las autoridades. Sabe que su caso no es el único, pero si uno de los que lleva mucho tiempo congelado. “Me he expuesto a pesar de que él puede vengarse. ¿Están esperando que esto pase de ser un caso de violación a uno de feminicidio?”, remarca Paula.
Su mirada es tan fuerte como su voz, una fortaleza que se manifestó cuando era una adolescente de 15 años y decidió contarle a su familia lo que le pasaba.
Hace menos de una semana compartió su indignación en redes sociales, quería —quiere— que haya alguna reacción por parte de las autoridades; recibió el apoyo de mujeres que también perciben a la justicia peruana como ese tipo sentado en su escritorio leyendo un periódico y displicente les dice que tomen asiento, que esperen su turno.
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Paula se llenó de fuerzas para revelar su caso a toda la ciudadanía: su hermanastro abusó sexualmente de ella desde que tenía cinco años hasta los trece; le hacía ver películas pornográficas y la amenazaba con hacerle daño a su hermana si no se dejaba.
En los documentos fiscales, a los cuales Mano Alzada tuvo acceso, se lee que Luis Angulo aceptó en su manifestación policial del año 2010 que “sí hubo manoseos en todo el cuerpo, incluyendo sus partes íntimas”. Líneas después, con una absurda autodefensa, él —con 17 años— pretende colocarse como víctima resaltando que “le daba su propina”, pero que cuando no tenía dinero, ella —con 8 años de edad— le exigía el pago amenazándolo con contarle todo a su mamá.
Hoy, Luis Angulo dice sentirse sorprendido por el caso, como si en diez años no hubiese recibido notificación alguna. En un audio que compartió con un grupo de compañeros, niega conocer a su hermanastra: se refiere a ella como “esa huevona” y no quiere que su situación trascienda.
No sería la única víctima
Al estar bajo el foco de las redes sociales, se pudo saber que Luis Angulo habría intentado repetir abusos con otra menor del entorno familiar, casi al mismo tiempo que lo hizo con Paula. También se supo que fue, hasta hace un par de meses, miembro de la Hermandad del Señor de los Milagros de Lima. No tendría los recursos económicos suficientes, pero tiene un abogado privado, lo que hace presumir que contaría con apoyo de alguien.
Perú, país de violadores
El mismo año en que Paula, con 17 años, se armó de valor para denunciar a su hermanastro, el Ministerio de la Mujer informó que se atendió a 11611 casos de violencia a menores, de los cuales 3328 fueron por violación sexual.
En el 2019, los Centros de Emergencia Mujer (CEM) atendieron a 5140 menores víctimas de violación sexual, y sin contar los casos que no se denuncian.