Mientras el pánico ha sido instalado al escuchar la palabra coronavirus que ya lleva 11 casos reportados, el dengue va cobrando 22 víctimas mortales.

El temido coronavirus llegó a nuestro país el último fin de semana por cortesía de un joven que estuvo viajando en Europa. Allí donde el famoso virus también realiza un tour desde que decidió salir de Asia. El gobierno peruano dio un mensaje a la Nación dándole la bienvenida y lo demás es historia conocida.

Las luces recaen en el turista viral que hasta ahora ha sumado once casos. Un poco más al este del Perú, alejado del centralismo, el subestimado dengue ya cuenta con 12 mil 288 casos (entre confirmados y sospechas), según el Centro de Epidemiología del MINSA. Y aún así parece que no tendrá muchos minutos bajo los reflectores.

El dengue no tendrá la cobertura que goza el coronavirus a pesar que en 2019 hubo 3 millones 139 mil 335 casos en toda América, una cifra única desde que se conoce esta enfermedad, según el reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El último 9 de febrero se declaró en estado de emergencia, por 90 días, a Loreto, Madre de Dios y San Martín a causa del dengue. Además, se realizaron fumigaciones en seis regiones del país, incluida Lima, con el objetivo de eliminar al terrible mosquito Aedes aegypti encargado de propagar la enfermedad y que también lleva al zika y chikunguña.

Legítimo reclamo

Ante esta emergencia al oriente de nuestro país, ciudadanos se organizaron para protestar por la ausencia de médicos y por el poco abastecimiento de medicinas en la localidad de Santa Clara de Nanay (Loreto). Por eso tomaron el puesto de salud haciendo efectivo su reclamo en medio de arengas, golpeando tapas de ollas y quemando un par de llantas.

Los manifestantes fueron en su mayoría familiares y amigos de los pacientes infectados por el dengue. A ellos se le sumaron los afectados con malaria y leptospirosis.

“Que se hagan presentes los responsables de Diresa y se firme un acta de compromiso, donde se quede al menos un médico las 24 horas”, denunció Gabriel Aguilar, agente municipal.

El interés del peruano promedio por lo foráneo lo encandila, lo adormece y parece limitar la percepción de lo que sucede al interior de su propio país. Incluyamos —cómo no— las diferencias socioeconómicas que colorean esas realidades.

(Imagen de cabecera: Diario La Razón)