Por medio de su cuenta de twitter oficial, la exactriz Karina Calmet, destacada por su lenguaje virulento, defensora del fujimorismo, y con una agenda provida y conservadora, desató una ola de burlas luego de pedir que nadie vaya a ver la película del fallecido director de cine, Palito Ortega, talentoso ayacuchano fallecido hace pocos meses, y con un gran legado fílmico en su haber.

En su mensaje, la exactriz señala que la película no cuenta “lo que fue el terrorismo sino al revés” (¿?). O sea, ¿la vida de miles de peruanos que se vieron involucrados entre dos fuerzas sanguinarias y que pagaron las consecuencias de ello? ¿Ella realmente ha vivido esa “terrible etapa” más allá de que se quedara sin luz cuando veía televisión? ¿Qué historia quiere que cuenten Karina Calmet? ¿A Fujimori pisando cadáveres de rendidos? Esas historias ya las están contando, pero las otras, a esas hay que relevarlas, porque sino sucede lo que sucede con Karina, se niegan a conocer la otra historia, y al negarse a conocer, te quedas solo con una parte, la que te conviene, la que le conviene a sus intereses.

La Casa Rosada es la última película de Palito Ortega, la que ha ganado más premios y elogios de la crítica, y cuenta la historia de un profesor que es acusado injustamente de ser terrorista, que es torturado y cómo su familia se enfrenta a estos hechos. En el Perú, en los tiempos del conflicto armado interno, una acusación de terrorismo equivalía estar preso por años sin pruebas o morir en algún cuartel del Ejército luego de ser torturado salvajemente, gracias a una política antisubversiva despiadada, inhumana y profundamente racista. Si eras mujer, equivalía también a ser violada.

 

Estas historias son pocas veces contadas, pues en un país centralista como el nuestro, muchos se enteraron de que existía esta guerra interna que iba dejando miles de muertos a su paso gracias al atentado en la calle Tarata en Miraflores, comprobando una vez más el desprecio por las personas que vivieran a los márgenes de Lima.

Asimismo, en un contexto con una mayoría fujimorista que quiere reescribir la historia para no pagar las deudas que tiene con la sociedad, se censuran y autocensuran versiones que invocan a conocer la verdad de los hechos, por más dolorosos que sean. 

Es en esa vertiente que se levanta la voz de Karina Calmet, voz oficiosa del fujimorismo, para intentar que nadie vea La Casa Rosada, pero el tiro le salió por la culata, pues luego de que La Casa Rosada pasara a estar solo en una sala en un horario inaccesible, nuevamente fue repuesta en cuatro salas (igualmente en horarios difíciles, pero por lo menos hay más). 

Separen sus entradas temprano porque las salas se llenan muy temprano.

Otro error

Y para no perder la costumbre, la influencer a la que las cosas le salen al revés, señaló que Palito Ortega era argentino, confundiéndolo con el cantante argentino del mismo nombre. Mínimo hay que informarse un poquito antes de estar hablando sobre algo que no se conoce, ¿no es cierto, Karina? Por lo menos para no meter la pata de esa forma.