Despidos en el Grupo La República requieren esclarecerse: ¿fue intempestivo o si el aviso ya estaba dado? Colegas periodistas han manifestado su apoyo y otros su preocupación.
Actualización
Según uno de los tantos desvinculados del Grupo La República, los despidos se están haciendo por bloques. Habría unas 150 personas, en su mayoría periodistas y comunicadores, que ya no están trabajando en la empresa.
Asimismo, se supo que pretenden continuar con estos despidos antes de julio; posiblemente para evitar darles los beneficios correspondientes de mitad de año.
Este ‘fenómeno’ también ocurre en casi todos los diarios que maneja el medio: Líbero, El Popular, entre otros. Y no solo ocurre en Lima, en provincias el panorama sería muy similar.
Por último, para el cese de actividades no se ha tomado en cuenta la cantidad de años que los trabajadores han tenido al momento de separarlos de la empresa. Se presume que la idea es mostrar un ambiente de quiebra económica.
Nota original
Ayer 20 de mayo, un grupo de trabajadores (entre periodistas y personal administrativo) de La República fue cesado de sus labores; recibieron una carta adjunta a un correo en donde se les manifestaba los motivos de la desvinculación.
En el mismo correo se les señalaba que el área de recursos humanos de la empresa les haría llegar los documentos de liquidación y que debían devolver sus fotochecks y equipos asignados.
El final de esta “triste historia” era algo que se veía venir. Las purgas en el grupo que dirige Gustavo Mohme Seminario datan desde siempre. En 2015 hubo una veintena de despidos en el diario El Popular, según reportó Hildebrandt en sus Trece.
Querer poner paños fríos o pretender normalizar la situación actual de La República es tomar una dirección distinta al legítimo descontento que se percibe entre los despedidos. Un descontento que se basa en las ganancias (utilidades) de la empresa en el 2019.
El Grupo La República tiene participación con acciones televisivas en América Tv y Canal N, entre otras empresas. A finales de diciembre del año pasado, la Junta Universal de Accionistas le comunicó que los dividendos generados sumaban poco más de 41 millones de soles.
Este monto debió llegar en dos armadas: 28 de febrero y 4 de marzo del presente año. Al grupo de Mohme le correspondía un 30%, es decir, 12 millones de soles. El lector habrá notado que el dinero ya debían tenerlo en sus arcas una semana antes de que empiece el estado de emergencia por el coronavirus.
¿Y el resto? En un nivel empresarial de alta competencia no hay camisetas, hay sociedades. Uno podría pensar que La República y El Comercio son antagónicos, como ver un clásico U versus Alianza, pero la realidad es que la sociedad permitió al grupo de los Miro Quesada quedarse con el porcentaje restante de utilidades. Y todos felices.
Otro detalle que llama poderosamente la atención es la división de la razón social (¿estratégica?) del mencionado Grupo. El periodista Eloy Marchán resaltó que desde 2007 existe un Grupo La República S.A. en donde (en 2019) no tiene trabajadores, pero que es la que percibe las utilidades mencionadas.
La otra cara del grupo tiene como razón social a Grupo La República Publicaciones en donde aparecen, entre entradas y salidas, unos 900 trabajadores. Ellos perciben las ganancias del diario que por estos días se ha visto mermada. Aunque ese sustantivo suene curiosamente a otra cosa.
Y como en toda triste historia hay un villano, ese título podría caer en la figura de Rubén Ahomed Chavez, gerente general de La República Publicaciones, quien se encargo de dar las explicaciones a los despedidos.
“…El aislamiento social ha generado una situación insostenible en materia económica y financiera en nuestra empresa. Esto nos ha obligado, luego de varias consultas y un exhaustivo análisis de la situación, a la instrumentalización de medidas de urgencia para poder mantener el funcionamiento de el diario”, dice uno de los párrafos de su misiva.
Se debe señalar que desde la primera semana de abril ya se había anunciado una reducción de los sueldos que fue medio aceptada comprendiendo los motivos, pero sabiendo que a otros no les renovarían el contrato desde mayo.
Con la herramienta del cese colectivo, Ahomed supo qué hacer: “…Se tendría que optar por el cese colectivo, lo que implicaría despedir trabajadores sin ningún tipo de compensación económica”, señaló.
Es de terror si se considera que les dice a sus trabajadores que les conviene irse de una vez: por las buenas y no a la mala.
Y lo confirma: “…La empresa ha optado por la desvinculación individual de empleados con el pago correspondiente de una suma compensatoria, a fin de que el trabajador cesado cuente con un respaldo económico que le permita superar el período que toma ingresar a un nuevo puesto laboral”. Menos mal, uno podría pensar que era el derecho de los trabajadores al momento de cualquier despido.
Algunos despedidos se preguntan si habrá llegado tal carta a las “estrellas” del Grupo: Augusto Álvarez Rodrich, Rosa María Palacios, Sigrid Bazán, entre otros. ¿Dirán algo al respecto?
Los despidos han levantado tanto polvo (al menos en redes sociales) que hasta la ministra de Trabajo, Sylvia Cáceres se acercó al balcón para saber qué pasaba cuando la Sunafil anunció que tomaría cartas en el asunto. Veremos cómo acabará esto.