A pesar de los pedidos del Ministerio de la Mujer, Defensoría del Pueblo, Unicef, OEA y diversas organizaciones pro derechos humanos, de observar el proyecto ley que permite que fundamentalistas censuren los textos escolares que incluyen el enfoque de género en la educación estatal, el presidente Castillo decidió estar de parte de ellos y no decir nada acerca del peligro que esto significa.

Peor aún cuando la tesis del presidente de la República iba sobre la equidad de género y las prácticas que habitan los espacios escolares para que niñas y niños se diferencian y pierdan oportunidades de igualdad. Evidentemente, el presidente no ha leído ni su propia tesis, hecha a dos manos con su esposa.

Y mucho peor aún cuando la ministra de la Mujer ha destacado por pertenecer a una organización feminista que lucha día a día por que la igualdad sea moneda corriente en nuestro país. Lo que también demuestra lo poco que importa ese ministerio para el gobierno de Castillo, que un día pone a una conservadora, al otro a una feminista, y luego tal vez a un conmishijosnotemetas.

Al publicarse esta ley, las organizaciones antiderechos podrán tener la potestad de revisar los libros, censurar lo que no les guste (o sea, cualquier mención a la igualdad, equidad y diversidad) y pedir sanciones a funcionarios que hayan desarrollado estos textos (algo que ya pasaba con ley o no, sino recordemos a los funcionarios castigados y despedidos en los tiempos en que Flor Pablo fue ministra de Educación).

¿Pero a quiénes afecta realmente esta ley? Pues a los estudiantes más empobrecidos del Perú, que son los que optan por la educación estatal, y son la mayoría, pues los colegios privados pueden desarrollar sus propios textos, seleccionar sus propias editoriales y colocar sus propios temas.

Así como un su momento, los antiderechos promovieron una norma que evitaba el reparto de la AOE en los centros de salud estatales, por lo que se comercializaba a más alto precio en las farmacias privadas, afectando a las mujeres más pobres, los congresistas conservadores de Renovación Popular, Fuerza Popular, Perú Libre, Avanza País, Acción Popular y Alianza para el Progreso, afectan a los estudiantes más pobres, que seguirán recibiendo una educación de pésima calidad, una situación que no afecta a ninguno de los hijos de estos congresistas, pues todos son educados en colegios privados.

Lo que hay en el fondo de estos proyectos es un profundo desprecio por las infancias y adolescencias, por el pensamiento crítico, la igualdad y la ciencia, además de racismo, clasismo y misoginia contra las infancias empobrecidas y las niñas, algo en lo que pueden estar unidos congresistas de ultraderecha y de ultraizquierda, unidos en su fanatismo religioso.

No olvidamos tampoco, que cuando era líder sindical y candidato a presidente, Castillo se mostró en contra del enfoque de género, es decir, en contra de su tesis. Así estamos.