Ayer en la noche nos enteramos del asesinato de Frida Santoza Chumbe Condori, una mujer de 44 años, quien deja en la orfandad a cuatro niños. Ella había sido asfixiada por su pareja Juan Luis Bautista Paliza en su casa en el asentamiento humano José Carlos Mariátegui en San Juan de Lurigancho.

Bautista tenía dos denuncias, una por agresión y otra por intento de feminicidio, por esta última fue detenido diez días en la comisaría 10 de octubre, pero salió y fue a buscar a Frida para matarla.

¿Por qué el Estado no funcionó para salvarle la vida a Frida, y de paso proteger la vida también de sus hijos?

¿Por qué la Fiscalía no denunció de oficio un intento de feminicidio?

¿Por qué la policía no protegió a Frida y sus hijos, y los dejó librados a la venganza de Bautista?

¿Por qué el Estado sigue permitiendo que saquen el enfoque de género de las leyes si es una herramienta para frenar la violencia que viven las mujeres?

El Estado estaba avisado que la vida de Frida corría peligro y no hizo nada para salvarla ni para protegerla, es más, actuó de forma indolente y negligente al liberar a su agresor y posterior asesino.

¿Y los hijos de Frida? El Estado tampoco los protege, no reciben nada más que olvido, un olvido que se suma a la irremediable pérdida de su madre.

A Frida la mató el Estado, y a las 32 mujeres que han muerto desde enero a marzo de este año también. Y a todas las anteriores. El Estado sigue matando mujeres por omisión y por ineficiencia.