Hoy, el periodista estadounidense Michael Balter publicó en su blog una seria denuncia contra Luis Jaime Castillo Butters, exministro de Cultura del gobierno de Martín Vizcarra entre el 8 de julio y el 30 de septiembre de 2019.
Las denuncias recopiladas por Balter son de cinco estudiantes mujeres que estuvieron bajo la tutela de Castillo Butters en diversos trabajos de campo, e incluyen “relaciones sexuales en serie con estudiantes que estuvo supervisando directamente durante muchos años; intimidación y represalias; actitudes sexistas severas, comentarios y acoso sexual; y explotación sexual de estudiantes que trabajaban en San José de Moro”.
Una de ellas cuenta lo siguiente: “Comencé a presenciar una gran cantidad de comportamiento inapropiado y una cultura de masculinidad tóxica reproducida en todos los niveles… Todos estaban durmiendo con todos los demás, el consumo excesivo de alcohol era la norma, y los profesores afiliados sabían sobre esto y se sumaron a este comportamiento”. Ella comenta sobre dos aspectos de la cultura en el sitio arqueológico que le molestaron: que Castillo comentara que las mujeres usaran menos ropa en las excavaciones y el trato que se le daba a los trabajadores peruanos de parte de los arqueólogos peruanos y estadounidenses. También recuerda fuertes burlas y actos despectivos hacia estudiantes LGTBIQ+, y al quejarse de todo esto recibió represalias, Castillo empezó a acusarla de problemática y poco colaboradora ante otros arqueólogos. Ella decidió abandonar su profesión.
Otra estudiante señala que Castillo la presionó de forma persistente para que se acueste con él, prometiéndole mayores responsabilidades en el sitio de excavación si accedía a sus pedidos, lo que le generó terror a pesar de tener la fuerza para rechazarlo. Ella también abandonó la carrera de arqueología.
Un tercer testimonio describe el modus operandis de Castillo Butters para conseguir subvenciones de organizaciones. Según la estudiante, ellas usaban ropa corta por el calor extremo de la zona de excavación, y este las instaba a usar aún menos. Una vez ella usó un sostén deportivo y un short, y Castillo Butters se le acercó para decirle que use ese atuendo para que reciba a los visitantes de una organización que consideraba darles una subvención. En otra ocasión le pidió que se vistiera y bailara con visitantes, dignatarios y otros personajes que llegaban a San José de Moro. “También me pedía que me sentara con los hombres en la cena o el almuerzo e incluso lo acompañara a otras fiestas para ayudar a entretener“, comenta. “Fui utilizada como acompañante. Nunca fui agredida, pero él me puso nerviosa. Me usó de maneras realmente inapropiadas“.
Los otros dos testimonios señalan coqueteos persistentes, incluso en clase, invitaciones a salir a tomar, a pesar de que Castillo Butters estaba casado en esos tiempos, comentarios sobre los cuerpos y el peso de las estudiantes, homofobia, maltrato a trabajadores del sitio, abuso de poder y miedo a las represalias.