Andrea Rivera Sánchez (25) fue asesinada el 29 de noviembre de 2018 en su casa en Chorrillos a manos de su conviviente, Jean Piero Castro Gouveia (38), ciudadano venezolano que no aceptaba que Andrea terminara la relación.
El hombre la acuchilló delante de los hijos de ella, de 2 y 7 años, este último, al intentar defenderla también sufrió diversos cortes en el cuerpo. Ellos sufren las secuelas de haber presenciado la muerte violenta de su madre, y presentan diversas secuelas como náuseas, vómitos, apatía y pesadillas constante.
Al ser capturado, a Castro Gouveia se le condenó a nueve meses de prisión preventiva, sentencia que está a punto de expirar este 27 de agosto.
La madre de Andrea, la señora Mónica Sánchez Rivas, pide apoyo a las autoridades y a la sociedad civil para que esto no suceda y el feminicida sea condenado de una vez. Ella, como es común en casos de feminicidio, es la que tiene que soportar sobre sus espaldas toda la carga legal de intentar que se condene al asesino de su hija, dividiendo su tiempo en encontrar justicia y en cuidar a los menores que quedaron abandonados, mientras se enfrenta a las negligencias del Poder Judicial, que demora en sentenciar e incluso pierde las pruebas que ayudarían a acceder a la justicia a Andrea para que su muerte no quede impune.
Este 23 de agosto es la siguiente audiencia y ella teme que ese día ordenen liberar al asesino, por lo que ha convocado a que la acompañen al penal en donde se realiza a partir de las 10 am hasta el mediodía, y generar algún tipo de presión.
Asimismo, hace un llamado a la jueza Liliana Morales a que avance con las investigaciones, no es posible que luego de tantos meses transcurridos del feminicidio aún no se tenga una sentencia condenatoria contra el asesino.
La madre también expresa que el apoyo que ha recibido del Estado ha sido simplemente burocrático, que el soporte psicológico que dan no es suficiente para menguar la experiencia de violencia vivida, que no le han dado la custodia completa de sus nietos, y tiene que enfrentar la continua violencia del padre de uno de ellos, y que el Centro de Emergencia Mujer de Chorrillos ha tenido una serie de negligencias con ella, como no prestarle la debida asistencia legal, recomendándole que busque a un abogado particular porque están muy ocupadas.
Violencia machista más violencia institucional se convierte en un mezcla letal para todas las mujeres en el Perú.