La conocida periodista Melissa Peschiera viene lidiando con un acosador desde hace más de tres años y a pesar de tener garantías, este sigue perturbando su vida cotidiana. Hoy, que es su cumpleaños, Melissa se decidió a contar nuevamente, a través de su cuenta de Twitter, cómo es esa vivencia diaria con la violencia de género y la nula garantía para su vida que es tener un papel de garantías.

Este es su relato:

“Memorias de acoso: Hoy es mi cumpleaños y no ha sido un día feliz, al contrario.Tengo las manos temblorosas, los nervios quebrados y la paciencia extinta. Toqué el límite. Son las 3 de la tarde, mi teléfono de casa no para de sonar y mi móvil guarda ya un mensaje de cumpleaños…

Nunca antes hice un hilo, pero ya no encuentro otra forma. Un “mensaje de cumpleaños” llega, sin pedirlo ni desearlo, del mismísimo acosador que lleva años atormentándome a mí y a mi familia. Acaba de malograrme también este día. Entró hasta la puerta de mi casa a dejarme rosas.

Entró hasta mi casa, al lugar donde vivo con mis 3 hijos, con mi dignidad pisoteada, mi tranquilidad secuestrada y mi paz ultrajada. Lo escribo entre lágrimas y con una profunda tristeza y preocupación. Porque en este país no yo ni ninguna otra mujer estamos seguras.

Porque un acosador, violador, secuestrador o asesino puede hacer lo que le de la gana. Aquí no hay policía, fiscal, juez ni ley que ampare a una víctima. Hasta que no te matan, nadie hace nada. Pasaré este día abrazada a mi frustración, observando como se configura la impunidad.

Me preguntan si tengo garantías… y sí las tengo, pero también les digo que estas no detienen a un delincuente. Es un papel de la fiscalía de familia que dice que tengo garantías, pero que en la práctica solo sirven para hacer ‘pica pica’. He pasado madrugadas desvelada por gritos fuera de casa, he invertido horas, dinero y tolerancia en recabar pruebas para denunciar acoso. También le he contestado pidiéndole que pare, he cambiado mi número fijo y de celular, salgo de mi casa con ojos hasta en la espalda, pero nada impide que el delincuente viole mis medidas de seguridad. Tengo perfiles en facebook que el acosador ha creado tomando mi nombre y robando fotos, amigas y amigos que reciben reiteradas solicitudes de amistad. Desactivé mis cuentas de redes, salvo Twitter.

Todo eso sin mencionar su presencia y su voz tan cerca. Solo falta que entre durante la noche y se recueste a mi lado en mi cama… No menciono su nombre porque ya una vez me dijo un fiscal, frente a mi denuncia: “lo más importante aquí es no vulnerar los derechos del denunciado, no podemos atentar contra su bien más preciado, su libertad”. Mientras tanto, la libertad de las víctimas de violencia, siempre que no sean asesinadas, tendrá que esperar. Esperar lo que llegue primero, la muerte o la justicia.

El dato

En marzo del 2018, Peschiera contó sobre este tema en una columna para El Comercio. Ahí señala que su acosador se llama José Carlos Andrade Beteta y la acosa desde el 2016:

“En Navidad del 2016 recibí una carta firmada por José Carlos Andrade Beteta. No lo conocía. Confesaba amor y obsesión. Yo, aterrada, decidí ignorarlo. Pero no pude: llegaron más cartas. Empezaron las llamadas de madrugada, los tuits acosadores y públicos. Llegó el seguimiento a mis hijos y a sus amigos, las filmaciones de sus abordajes a mi familia, llamadas a mi madre, apariciones en la puerta de mi casa… Encuentros cara a cara”. 

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