Para los navegantes con ganas de viento,

la memoria es un puerto de partida

Eduardo Galeano

#AbrilEnLaMemoria visibiliza distintos hechos de violencia ocurridos en nuestro país durante la guerra interna de los años 80 y 90. Muchos de estos hechos siguen silenciados, como memorias censuradas, y olvidos obligados. Otros fueron algo conocidos, se hicieron públicos, pero aún así están cargados de secretos y nadie quiere mencionarlos. Esos hechos han marcado nuestra historia, la forma en que miramos nuestro presente y construimos futuros.

El largo silencio convierte en apremiante y necesaria las palabras y acciones de quienes aún hoy portan historias como tantas otras que continúan ocultas, estigmatizadas, tergiversadas, inmersas en miles de otras historias que la verdad oficial se ha encargado de silenciar impidiéndonos la posibilidad de elaborar nuestro pasado individual y colectivamente, una tarea que como nación aún tenemos postergada.

Por eso este año decidimos centrar nuestros esfuerzos en visibilizar lo sucedido el 28 de abril de 1989 en Pampas de Molinos. Allí los militares desaparecieron los cuerpos de aquellos que militaban en el MRTA. No se sabe bien cómo murieron, un enfrentamiento dicen unos, emboscada aseguran otros… ¿asesinatos extrajudiciales o muertos en combate? Desaparecieron también a miembros de las comunidades, potenciales testigos, potenciales sospechosos, potenciales algo… quizás solo por si acaso, “rastrillaje” le dicen, la cosa es que nunca se supo más de ellxs. ¿Por qué? Tampoco se sabe.

Se dice que los cuerpos están enterrados en una fosa común, eso dicen que sí se sabe, de eso hay registros. Pero antes de enterrarlos les quitaron las ropas, de eso hay fotos. A la fosa común le pasaron una aplanadora después y hasta cemento, de eso hay relatos… dicen que para que luego no les puedan identificar, pero no se sabe. Lo cierto es que el caso sigue lentamente como muchos casos en los juzgados, interminables… pocos pueden dar razón de cómo va. Hace mucho que ni en las noticias aparece.

A 30 años seguimos demandando saber la verdad de lo ocurrido. ¿Quiénes murieron’, ¿cómo murieron?, ¿por qué murieron?, ¿dónde están los desaparecidos? ¿¡Dónde están!?

Abril en la Memoria, sus fechas e historias, nos interpelan a juntarnos, a recordar y repensar nuestras vidas como parte de esos hechos, como forma de reconstruir nuestras historias y articularlas con otras, esas que no aparecen en los reportes ni en los libros. Todo esto para (re-)escribir una historia colectiva, articulando de nuevas formas el pasado con el presente, transgrediendo las barreras generadas por la estigmatización desde la “historia oficial”.

Nuestra intención es contar esas historias otras, sabiendo que son sólo un retazo de una trama de historias más grande y más compleja, pero que visualizar su presencia es una forma de ir generando espacios donde podamos revalorar, re-construir nuestras historias y con ellas releer nuestro pasado.

Abril en la Memoria rechaza la memoria que se utiliza para dividirnos, para legitimar unas versiones sobre otras, estigmatizando aquellas que resultan inconvenientes para el discurso oficial. Intentamos generar un espacio de reflexión y diálogo, para hacernos escuchar y para entrar en diálogo con otras voces, otras experiencias, otras versiones, otros lenguajes.

Lo hacemos como un acto de esperanza, y es por esto mismo que no proponemos un cierre, un final aceptable, o una lectura acabada del pasado ni su búsqueda, sino un inicio, una posibilidad de abrir el pensamiento y las visiones que tenemos sobre el pasado, generando la posibilidad de cuestionarlo, abriendo espacios de diálogo en los que a partir de reconocer nuestras historias, y los vínculos y choques entre ellas, podamos ir deconstruyendo esa verdad oficial, escudriñar en ella, cuestionar a quienes sirve y desarmarla de manera que sea posible construir una relectura del pasado que nos permita no solo entender nuestro presente (la memoria como presente del pasado) sino luchar por vivirlo diferente, más nuestro, donde podamos ir (re)pensando, y más aún, imaginando el país que queremos.

Hijxs de Perú