Ahora vemos que la ultraderecha peruana solo puede superarse a sí misma en su imbecilidad. En su último bramido, el general Edwin Donayre, acusado por el robo de gasolina dentro de su institución, el Ejército Peruano, y a punto de ser sentenciado (pese a que la inmunidad y los otorongos lo protejan), propuso la siguiente barrabasada: que los adolescentes menores de 17 años estén prohibidos de salir a las calles a partir de las 10 de la noche, y que las fiestas de 15 años se realicen hasta las 9 de la noche. Un toque de queda como en sus épocas de cachaco matón.

Para todos aquellos que defendieron fervorosamente al general (no merece ser llamado congresista cuando no tiene la más mínima noción de sentido republicano, y por el que seamos gobernados por un Ayatolá), como Karina Calmet, Martha Chávez y demás esbirros, en su campaña contra el Lugar de la Memoria, yo les preguntaría, ¿no han tenido hijos menores de edad que tenían que estudiar en la universidad a veces hasta las 11 de la noche? ¿Acaso sus hijos nunca se han escapado de la casa para irse a pegársela con su gente? ¿Nunca les han contado sus retoños acerca de lo que es “20 minutos en el paraíso” y demás juegos? Reprimir la felicidad de la juventud es lo que más anhelan los fascistas, porque llamarlos “conservas” realmente es hacerles un favor. Se puede ser conservador fiscal, o incluso un derechista que puede tener reparos en el tema del aborto y la sexualidad, pero de ahí a tratar a los jóvenes como reclutas, hay una distancia inadmisible. Lo que buscan es adoctrinarlos para volverlos unos sumisos a la princesa Keiko Sofía.

Y vamos, que este es solo un distractivo porque la verdadera noche se le viene al general cleptómano, a menos que sus amigos keikistas lo blinden, con la sentencia del gasolinazo. Y ojalá esto sirva para que los jóvenes y las clases medias sepan que el fujimorismo, en todas sus versiones, nombres y colores (Fuerza Popular, Avanza País, Cambio 21, Patria Segura, Restauración Nacional, etc), es el mismo monstruo rapaz que pisa fuerte en las conciencias de los más vulnerables, sean mujeres, LGTBI, jóvenes, y les impide ejercer su libertad. Es ese mismo fujimorismo que impide ver “La Casa Rosada” del “argentino” Palito Ortega, el mismo movimiento naranja que quiere un parque alternativo al Lugar de la Memoria para imponer su versión distorsionada de las cosas y de la historia, el mismo grupo de montesinistas que cita a una irrelevante comediante como Giovanna Castro para decir que lo que “no es natural no es normal”, como si en los tiempos de Alejandro Magno no hubiese existido el homoerotismo. Y ya que tanto le encanta leer la biblia a nuestro cachaco favorito, por aquí le puedo citar un versículo sobre las pasiones del rey David:

“Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres” (2 Samuel 1:26).

¿Así o más clarito? Usted dice que todo esto lo hace para que los jóvenes “sean como los congresistas”. Estoy seguro que lo último que quieren nuestros muchachos es parecerse a Yesenia Ponce, quien ve fantasmas a la hora de recordar a su querida “promo”.|