Llevo ya cuatro años sumergida en el mundo de la maternidad, hace dos formé con algunas amigas un espacio para unir familias, empoderar madres, brindar información y ayudar a crear redes de apoyo en la crianza. Y no es la primera vez que pasa en este corto, pero complicado tiempo que alguien me cuestiona por apoyar la despenalización del aborto y expresar abiertamente mi postura dentro de mi grupo. ¿Cómo puedes ser madre y apoyar el aborto? ¡HORROOOOR!

¿Cómo puedes dar consejos de crianza y pensar así? (Ojo que yo los consejos los transmito como puente de fuentes confiables que investigo y leo, no me invento nada porque no soy experta en nada)
¿Qué absurdo no?

Pues lo hago porque creo fielmente que la crianza respetuosa y responsable que promuevo en todos los lugares en los que me desenvuelvo ahora es SÚPER compleja, demanda tiempo, demanda un esfuerzo sobrehumano que implica forzar lazos de apego seguro con nuestros hijos.

Lo que, a veces, hace hasta necesario llevar terapia nosotros los padres y madres para poder criarlos y educarlos sin repetir las heridas de nuestra propia infancia y así poder garantizar su bienestar y salud emocional. 

En este país sin facilidades de estudio para quienes tenemos hijos y con una risible conciliación laboral durante los primeros años de maternidad, significa reacomodar nuestras prioridades y también hacer sacrificios. Es muy difícil tenerlo todo o al menos un mediano equilibrio (dinero, tiempo, éxito profesional e hijos)

Encontrar ese “equilibrio” en el que tienes de todo un poco, aunque nunca es suficiente, ya es bastante difícil incluso teniendo redes de apoyo, pareja, ingreso familiar estable y habiendo deseado realmente convertirse en madre y cambiar de vida.

Pero imagina lograr eso cargando con un bebé NO DESEADO (que no es lo mismo que no planificado porque ese embarazo lo llegas a aceptar y querer).

Yo creo que sería todavía mucho más difícil, sobre todo porque cuando los embarazos no son deseados llegan casi siempre en momentos en los que no hay estabilidad económica, familiar, emocional, etc. Y los bebés fruto de esos embarazos llegan a un ambiente con muchas carencias, en donde difícilmente las madres puedan siquiera expresar todas las emociones que las desbordan, ya que la maternidad las obliga a callar, a resignarse sin poder quejarse y a aceptar todo lo que viene después.

La maternidad forzada en esas condiciones se vuelve usualmente dañina para las madres y, por ende, para sus hijxs también. Los bebés no solo necesitan comida, ropa y pañales, necesitan afecto, necesitan tiempo, necesitan ser amados desde antes de llegar al mundo. Y el amor es algo que nunca se obliga ni se fuerza, así no funciona.

La maternidad es jodidamente dificil, lo digo por experiencia propia y por haber compartido con miles de familias, es agotadora, pero JAMÁS debe ser un castigo o una imposición social para nadie, ni para una mujer y menos para una niña.

Soy madre y amo a mi hijo aunque cometa mil errores y tenga mil defectos con los que lucho a diario. Mi hijo Adriano me enseñó que ser mamá es algo que debe quererse para hacerlo bien y dar siempre lo mejor de nosotros por ellos y para el mundo en el que vivirán.

Gracias a él entendí con mucha más claridad que la maternidad forzada no debe existir, que la mayoría de esos niños y niñas crecen en ambientes hostiles, con algún tipo de violencia o abandono y esos problemas crecen también con ellos y afectan nuestra sociedad. Por eso es que repito de nuevo #DespenalizacióndelAbortoYA.

Artículo escrito por Tania Apau.