Hemos tocado fondo. Nuestro sistema judicial está podrido. Nuestro Consejo Nacional de la Magistratura es una fábrica de jueces sin alma que son capaces de negociar la justicia hacia una niña indefensa que fue ultrajada. La mugre del país, encarnada por Martha Chávez, Alan García, entre otros personajes, claman “chuponeo” contra el individuo César Hinostroza, quien sigue empecinado en que sigamos llamándolo juez cuando fue capaz no solo de intentar rebajar la pena a un pedófilo, sino también absolver a Joaquín Ramírez de sus culpas. Y ahora vemos con estupor cómo la “fuerza número 1” andaba en coqueteos con este dizque letrado para que su “señora K” pueda resolver algunos asuntillos pendientes. Y nosotros seguimos subempleados y trabajando bastante para ganar una miseria.

No queda otra alternativa que la movilización. La indignación. No podemos asistir pasivos ante un ataque a la libertad como lo es la intervención hacia IDL Reporteros… ¡sin una orden fiscal escrita¡ Vaya que ahora sí estamos legalizando un Estado autócrata, cuya única ideología es el chantaje, la venalidad y el dinero obtenido del  polvo blanco. Ya no podemos permitir esto. Hasta un candidato de derechas como Manuel Velarde pide una Asamblea Constituyente. Imagínense: un hombre formado en el liberalismo clásico del MEF y exjefe de la SUNAT, se da cuenta de que el sistema ya está podrido. Y no hablamos de la economía, sino de nuestras instituciones, que parecen ser más de Joaquín y Alan Gabriel que de nosotros los peruanos.

Si dejamos que los magistrados sigan pidiendo u ofreciendo “verdecitos”, en unos cinco o diez años todo esto puede acabar con un baño de sangre. Como en México, donde el narcotráfico era (aún es) el Estado, la ley y el gobierno, y tuvieron que acabarse muchas vidas para que la gente por fin abra los ojos y exija un cambio. ¿Vamos a esperar que nuestros hijos, hermanos, sobrinos o amigos tengan que ser reprimidos por un Estado violento y corrupto para decir BASTA? Moisés Mamani sigue haciendo de las suyas y presentándose como un “héroe de la democracia”, el jefe de la ONPE podría ser destituido por inscribir ilegalmente a un grupo de amigos llamado “partido”, el “doctor” García aún dirige una escuela de gobierno, el bufón Donayre nos seguirá contando que el LUM es LUMinoso, la señora Bartra inflará aún más los sueldos de su gabinete de “colaboradores”, Edwin Vergara continuará negando que tuvo amistad con capos del narcotráfico, ¿y aún así nos vamos a seguir dejando meter el dedo?

Vayamos más allá de nuestro mundo de fantasía, apaguemos un rato Netflix, dejemos un momento la juerga del fin de semana, posterguemos ese viaje de Fiestas Patrias, que la realidad está mucho peor de lo que pensamos. Tomemos la calle, marchemos, organicémonos, participemos, demostremos al mundo que somos más que ellos. Si marchamos con nuestras camisetas blanquirrojas celebrando el triunfo deportivo de once muchachos honestos, ¿por qué no podemos llevar esas mismas casaquillas para exigir que se desinfecte la mugre impregnada en nuestra nación? La patria no son ellos, la patria no son AG ni la señora K, ni todo su séquito de esbirros a sueldo. La patria somos nosotros. Y es nuestro deber recuperarla. Ah, y votemos bien.