Escribe Nina Humala

Desde muy niña, he vivido en carne propia la persecución contra mi padre, Walter Humala, músico y cantautor de la ciudad de Coracora, en la región de Ayacucho. Desde muy niña he pisado Castro Castro, y es que claro, en los años ochenta y noventa ¿a quién con clara oposición al modelo y sistema no han encarcelado? La pregunta es en serio, estoy segura de que la mayoría tiene al menos a alguien que se sopló una detención. En el caso de mi papá, nunca pudieron atribuirle ningún delito. Incluso salió libre y absuelto por el propio Estado.

Sin embargo, en el 2014 (Operación Perseo) lo vuelven a investigar por el delito de terrorismo, pero esta vez yo ya era grande, tenía 22 años cuando esto ocurrió y pude verificar yo misma las imputaciones y el sustento. Todo se basaba en recortes periodísticos en los que se señalaba una determinada forma de pensar de mi papá, con quien podremos discrepar, como es mi caso, pero desde el primer año de la carrera de Derecho, me enseñaron sobre las “libertades irrestrictas” que deben respetarse en un Estado medianamente democrático. Y lo vuelvo a decir: el sustento eran recortes periodísticos. Nada parecido a acciones que correspondan a mínimamente poner en peligro la seguridad pública. La mayor y única arma de mi papá es su guitarra.

Ahora, a fines del 2020, y en medio de una pandemia, la PNP vuelve a hacer un show mediático con un operativo de la misma naturaleza que Perseo. Vuelven a encarcelar a las mismas personas, imputando el mismo delito, y las pruebas son casi las mismas. Libros, revistas, afiches, seguimientos realizados por Inteligencia, pero nada relacionado a hechos objetivos.

Ante ello, yo no puedo hacerme la de la vista gorda, y como familia estoy HARTA de la constante persecución, del amedrentamiento de la PNP hacia mi persona (sí, a mí, que no pertenezco ni apoyo a ninguna organización), y no soy la única que como hijx o nietx sufre esto desde la infancia. Hay un estigma demasiado fuerte e histórico, y ya no estamos dispuestos a soportar de manera callada y silenciosa. No se imaginan el ruido que ese silencio atroz puede generar. Por favor, les agradecería mucho si se toman el tiempo de leer este comunicado, seguir la página y el poder dialogar. Lo que pedimos es solo eso, diálogo.

La imagen puede contener: texto

Hoy empieza la audiencia por el caso del “Operarivo Olimpo”, sí, hoy a la 1:30 pm, y ¿cuándo han notificado a los abogados? Adivinaron. Hoy, hace unas cuantas horas.

La vulneración de derechos no se detiene. Al leer la formalización de la denuncia elaborada por el Fiscal queda claro que es una cortina de humo, y una clara persecución por ideas. Hay un punto en el que hablan de “propaganda armada”. Sabemos que propaganda son volantes, afiches, banderolas, incluso pintas. Y evidentemente, no lesionan a nadie. El Fiscal, en su desesperación, está forzando figuras, llegando al absurdo, al punto de tener que perseguir PROPAGANDA COMO ARMA. Es decir, volantes sobre Nueva Constitución, para la Fiscalía configura un arma (¿?).

(Ojo con esto, que en ningún tipo de propaganda, jamás mencionan ni insinúan el uso de violencia. Pero claro, pedir nueva Constitución vulnera los intereses de esa minoría millonaria del Perú, y que son los que tienen el poder).

Ya no es solamente como la PNP difundió, que leer a Mao o a Marx es terrorismo, el Fiscal dio un paso más respecto a eso, lo que termina de desnudar aún más todo el proceso como una persecución por ideas, tanto por lo que se pueda leer, como por los volantes que se pueden hacer. Así se configura nuestra democracia. Y reitero, seguro que al igual que yo, la mayoría de mis contactos discrepará fuertemente con ciertas ideas, pero no por ello se puede permitir de manera callada tanto abuso y a todo nivel. Desde el hostigamiento que se deben aguantar las familias, hasta incluso que notifiquen a los abogados pocas horas antes de iniciar la audiencia.

Hoy inicia la audiencia, y nuevamente: La opinión y presión pública es todo con lo que cuentan las familias en este momento, por favor, no callemos. El día de ayer salió la denuncia de Indira Rodríguez Paredes que es desgarradora, y por desgracia, lo que le hicieron a ella, lo repitieron 70 veces, en 70 hogares diferentes. Ya basta.