Bajo el lema: “Si nuestras vidas no valen nada, produzcan y reproduzcan sin nosotras” y “Justicia por todas”, diversos colectivos feministas ya han empezado a organizar el Paro de Mujeres que se realizará este 8 de marzo, Día de la Mujer.
Desde el año pasado se viene realizando en el Perú la huelga de mujeres organizado en un primer momento por el Paro Internacional de Mujeres, a los que este año se les han sumado más organizaciones para fortalecer las demandas que le exigen a la sociedad y el Estado: justicia económica en el campo y en la ciudad, igualdad salarial, erradicación de la violencia de género en la casa y el trabajo, justicia libre de corrupción, trabajo sexual como derecho laboral, justicia para las mujeres esterilizadas forzosamente, entre otras.
Las reuniones se están llevando a cabo todos los sábados en el local de Demus, en donde se definen la organización, las consignas y todos los preparativos necesarios para que las mujeres del Perú realicen la segunda huelga de mujeres bajo la pregunta ¿qué pasaría si las mujeres pararan un día? Tal vez muchas cosas cambiarían en un país en donde la discriminación, la misoginia, el machismo y la violencia de género campean día a día.
Se busca la articulación con sindicatos, mujeres trabajadoras, indígenas, campesinas, afrodescendientes, lesbianas, bisexuales, trans, con discapacidad, jóvenes y de tercera edad, con el fin de que las demandas puedan ser conocidas por todas y difundidas desde sus propias organizaciones.
El año pasado diversas personalidades y líderes se unieron a la convocatoria invitando a todas las mujeres a participar en el paro parando de limpiar, cuidar y trabajar y levantar la voz en contra de la violencia hacia las mujeres.
Y luego participaron en el plantón frente al Ministerio de Trabajo exigiendo políticas de equidad de género y trabajo digno, y una lucha frontal contra el acoso y la violencia económica. Esperamos que este año el paro también sea un éxito y más mujeres se rebelen al lugar histórico al que se les ha condenado en las sociedades patriarcales: el hogar, el cuidado, el mal pago y el aprovechamiento sistemático de su fuerza de trabajo para que trabaje dos o tres veces más que un hombre, ganando menos que ellos.