El presidente regional de Puno, Walter Aduviri, pensaba entregarse a la policía hoy, pero según manifiesta, fue traicionado por esta instancia y presentado como si lo hubieran capturado.

“La Policía Nacional -hoy iba a entregarme- me ha traicionado. Yo iba a entregarme a la PNP, me han traicionado”.

El dirigente se encontraba en la clandestinidad desde el 8 de agosto, que fue sentenciado a 6 años de cárcel y al pago de una reparación civil de 2 millones de soles por liderar el movimiento de protesta conocido como el “Aymarazo”, ocurrido el 26 de mayo del 2011, en donde se produjeron diversos disturbios en contra de un proyecto minero.

“No soy corrupto. No soy delincuente. Los corruptos hoy día están libres. No he robado a nadie, he defendido el derecho a la propiedad, tierra y territorio”.

El Juzgado Colegiado de Puno señaló en su sentencia que “condenamos al acusado, Walter Aduviri Calisaya, como autor no ejecutivo del delito contra la tranquilidad y la paz pública en su forma de disturbios”.

La condena de Aduviri ha generado numerosas protestas de pobladores en Puno y de políticos y activistas de derechos humanos quienes sostienen que esta es una medida represiva del derecho legítimo a la protesta, que incluye un trasfondo racista dirigido a imposibilitar a los pueblos indígenas a que protesten contra las injusticias que cometen contra ellos.