Fiel a sus principios de proteger a la empresa por sobre la calidad de vida de las personas, el Grupo Comercio ha dedicado dos portadas a desnaturalizar las razones por las cuales murieron los jóvenes trabajadores de McDonald’s.
Frente a la precarización de la actividad laboral y la falta de derechos laborales que incluyen que puedas ser explotado, que te paguen poco, que trabajes más horas de las legales, que te maltraten, que te despidan si te quejas de algún incumplimiento, y que incluso mueras, lo que decidió El Comercio es, a través de una portada y una nota, ponerse del lugar de aquellos a los que les importa poco la vida de las personas.
La primera fue publicada el 17 de diciembre, en ella era evidente que estaban cumpliendo una función de control de daños de McDonald’s, ¿cómo? Promoviendo los beneficios de las cadenas fast food en la economía nacional. Nada de derechos laborales no respetados ni el daño a la salud de los consumidores con toda la grasa que se meten en el organismo, siempre con “libertad”, pero estimulados por una serie de estrategias de marketing que invaden nuestro día a día para convencernos de comer lo que nos mata y trabajar, también, en lo que nos mata.
La segunda salió el 19 de diciembre en los diarios Perú21 y Gestión, del Grupo El Comercio. Ambas portadas querían hacernos creer que les parecía relevante que el New York Times haya puesto el nombre de la cadena McDonald’s en su titular a diferencia de muchos medios de comunicación peruanos que pusieron “conocido local de comida rápida”. Pero de contrabando le volvieron a hacer propaganda a la franquicia McDonald’s, a través de la empresa que la gestiona en Perú: Arcos Dorados. Así nos enteramos que esta empresa se ha centrado en “la contratación de jóvenes, anunciando su capacidad para proporcionarles su primer trabajo y tener un impacto social transformador”. Tremendo publicherry a la empresa que hace poco permitió que dos jóvenes, casi adolescentes, murieran electrocutados porque nunca se preocuparon en arreglar los cables sueltos que tenían en sus cocinas.
Nefasta forma del Grupo El Comercio de habilitarse negocios, inversiones y pagos a su favor.
Imagen de portada: Markus Ronjam.