El colectivo de Mujeres Migrantes Maltratadas responde a lo dicho por la Superintendenta de Migraciones en el programa de Andrés Hurtado ‘Chibolín’:

Hoy nos enteramos que el 4 de julio, la superintendenta nacional de Migraciones, Roxana del Águila Tuesta, fue invitada al programa “Sábados con Andrés” conducido por Andrés Hurtado, más conocido como Chibolín (https://youtu.be/cFHxRaRQcfM). El animador la felicitaba por su labor en la gestión en la Superintendencia Nacional de Migraciones del Perú.  Buena parte del mismo se dedicó a la nueva modernidad de la institución, la oficina virtual de migraciones, la digitalización virtual y los premios ganados. Como era de esperarse, casi todo el programa fue dedicado a la migración venezolana, con la autocomplacencia de la labor cumplida.  Garantizar la seguridad y el control interno del Perú, las severas medidas que hay que tomar y que extienden contra todos los extranjeros. Medidas, decretos y requisitos creados al vaivén coyuntural del momento y la presión de los medios de prensa.  Un despliegue de xenofobia, esa que no distingue nacionalidades y que generalmente termina afectando a los más vulnerables.

En varias oportunidades menciona A las mujeres maltratadas, la trata y tráfico de personas, comparada con el desordenado y caótico Reniec. Y cuando ya no se puede más de la perfección del sistema y comportamiento de esta oficina, en el minuto 31:18, completamente conmovida, habla sobre su llegada a Migraciones y la existencia de una asociación que se denominaba: “Mujeres maltratadas por Migraciones”, lo que nos da la certeza de que la Superintendenta Roxana del Águila sabe que existimos y conoce nuestra problemática, quizás mal asesorada no le dijeron que somos Mujeres Migrantes Maltratadas. Queremos creer que desconoce nuestro nombre o tal vez fue un lapsus revelador de que seguimos siendo maltratadas por migraciones.

Pero el tan elogiado moderno sistema informático no funciona o está diseñado de tal manera que los usuarios no puedan acceder al mismo en plena pandemia. En estas semanas, que hemos tratado de ingresar para renovar los documentos de residencia, que tenemos que hacerlo cada año, y que no se pudo por la emergencia, nos hemos encontrado con una plataforma que siempre nos conducía al mismo punto de no reconocimiento. Por supuesto, se hizo la queja y usamos la línea de atención y personalmente un funcionario de Migraciones me explicó, a manera de burla, que tal vez yo no sabía que había una pandemia mundial. Seguí insistiendo hasta que me atendió otra funcionaria y me explicó que realmente había algún problema en el sistema, porque no podía prorrogar mi residencia, el sistema dice que no nos encuentra.

No nos encuentra el sistema de la poderosa computadora de Migraciones, pero sí la Superintendenta en televisión, que nos presenta, además, como ejemplo de lo inclusivos que son en su gestión.

Pues bien, señora del Águila, para su conocimiento e información estamos a la fecha, entre otras muchas extranjeras, sin documentos renovados tres de las más antiguas integrantes del colectivo por usted mencionado, todas con muchos años en el Perú por nuestros hijos, pasando el calvario anual de saber si podremos continuar en el país o se nos separará de nuestra familia, a pesar de trabajar y contribuir con mis impuestos al país.   

María de los Ángeles Campos, Costa Rica, viuda de peruano, madre y abuela de peruanos, 38 años en Perú, actualmente se encuentra sin residencia vigente, la que obtuvo fue por “vulnerabilidad” y tiene que renovar año tras año. Flor Mejía, 27 años en Perú, separada de peruano, con hijos peruanos, sin residencia vigente. Y mi caso personal, Inés Agresott, esposa de peruano, madre de peruana, en octubre cumplo 20 años en Perú, sin residencia. Renovamos en las nuevas reglas cada dos años.

En un país, como ella dice que son “buenos, solidarios” y medianamente civilizado, nosotras deberíamos poder acceder al DNI por nuestros hijos, pero seguimos atadas a las parejas para poder conseguir la nacionalización, los hijos siguen sin darnos arraigo. Olvidan que estamos en un país extremadamente violento con las mujeres y nos exponen aún más a esa vulneración, obligándonos a casi todas a permanecer porque no podemos sacar a los hijos peruanos, aunque no pueden garantizar nuestra integridad física y psicológica ante nuestros agresores.  Para completar, nuestros derechos se vuelven limosnas que decide el funcionario en turno si nos los da o no, exponiéndonos a la xenofobia.

Hoy le pedimos a la Superintendencia Nacional de Migraciones, ya que representa a este Estado que admite 25 feminicidios y 400 violaciones de mujeres en la cuarentena que, si no puede otorgarnos la nacionalidad, siquiera prorrogue nuestra residencia de manera inmediata, para poder estar tranquilas con nuestras familias y acceder a los servicios básicos de cualquier ser humano.