Molesto porque no lo dejaron candidatear a las elecciones de enero del 2020, el congresista Carlos Tubino, quien fuera uno de los bastiones defensores de Fuerza Popular en medio de todas las crisis que ha tenido el partido, sobre todo por las denuncias de organización criminal que se le sigue, decidió renunciar.
Según el excongresista por Ucayali, en donde no vivió más que un año, quien se ha hecho conocido también por su postura homofóbica en toda su carrera congresal, tomó esa decisión por “un tema principista” pues se le negó la posibilidad de “resarcir su honor”, luego del cierre del Congreso en donde “fuimos maltratados con nuestro personal de confianza, en una forma abusiva y despótica”.
¿Le creemos? Su lealtad con el partido, que lo llevó a recuperar sus inversiones de campaña, duró hasta que le negaron un año más de vivir a costa del Estado.
Por suerte, Carlos Tubino nos dejó una legado para la historia y un símbolo de lucha: el cono, paradójicamente de color naranja, como los colores que ha levantado la mafia tantos años.
