Ayer en la noche nos enteramos que Angie Jibaja, exmodelo, conductora de televisión y chica reality, había sido baleada por quien sería su pareja, Ricardo Márquez Michieli, en el distrito de Surco. Ella fue trasladada por una amiga a la Clínica San Pablo, debido a la herida de bala en la cadera. Mientras estaba siendo atendida, llega Márquez, y al ver a la policía que había llegado a constatar el hecho de violencia, les dispara a dos agentes, estos repelen el ataque y le disparan en un brazo. A pesar de ello, el sujeto se escapó en su auto, pero fue capturado luego de que perdiera el control de este.

El hecho, que debería verse como un intento de feminicidio contra Angie, pasó a terminar siendo una excusa para nuevamente justificar la violencia que viven las mujeres.

El periodista Jaime Chincha, por ejemplo, al narrar la noticia en su programa de RPP, señaló que “esta chica no aprende”, intentando traer a la memoria del público las diversas situaciones vividas por Angie a lo largo de su carrera artística.

A pesar de que luego se retractó, su comentario no hacía más que reflejar la forma en que la opinión pública construye vidas que no importan y que pueden ser asesinadas. En este caso, Angie Jibaja no es la víctima perfecta de violencia de género que muchos esperan que sean las mujeres para tener cierta consideración con ellas, ella no es una mujer “de su casa”, que nunca sale, silenciosa, religiosa y oprimida. Angie hace lo que quiere, y ahí está su culpa. Como hace lo que quiere, debe ser castigada.

Las redes se han llenado de personas, sobre todo hombres, que juzgan la vida de Angie, y de mujeres que intentan devolver el foco hacia el real problema: la violencia contra las mujeres, en este caso, un intento de feminicidio.

Esperemos que esta vez su agresor sí tenga una sanción efectiva, y no como cuando el dueño de La Emolientería la atacó y no pasó nada.

El dato

En este hilo de Twitter podrán revisar cómo la vida de Angie Jibaja fue impactada por el machismo.