El 5 de abril es un hito histórico que nunca debemos olvidar, no porque alberguemos odio, que sería lo justo y más lógico, pero el odio no construye y necesitamos sanar heridas; sino porque el olvido significa perderse en la misma miseria de siempre y nos hace repetir el ciclo. Debemos tener siempre presente que, podemos perder la cabeza, pero jamás la memoria.
Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos fueron seres perversos y aunque un cobarde presidente haya indultado al genocida, debemos siempre recordar que la fuerza del pueblo es más grande que cualquier mafia. Estos miserables intervinieron en muchos espacios y se infiltraron como lo hace una enfermedad, ramificándose en cada rincón que le fuera posible. Por eso no debemos permitir que la impunidad se apodere de nuestra patria y sus delitos queden sin sanción.
Para lograr sus sucios propósitos involucraron instituciones del Estado que tienen la función de cuidarnos y protegernos, como fue el caso del Ministerio de Salud, una institución encargada de preservar nuestras vidas, esa misma que cuida de nuestra salud, formó parte de uno de los más horrendos crímenes de todo el largo listado de vulneraciones de derechos que ese nefasto gobierno cometió con nosotros, las esterilizaciones forzadas fueron tal vez una de las más ruines, y es muy importante seguir hablando de ello porque aún se trata de un proceso que no alcanza justicia y el indignante indulto abrió las heridas aún más.
Cuando vivimos en una sociedad que carece de equidad y que discrimina, una sociedad machista y jerárquica, todas las injusticias que esta enfrente serán siempre las peores para aquellos que estén considerados inferiores dentro de la escala de importancia que clasifica a las personas, es así que las mujeres, independientemente de nuestra condición social y económica, del color de la piel y todas esas absurdas características que algunos aún persisten en utilizar para clasificarnos, las mujeres siempre ocuparemos el último escalón en esa pirámide jerárquica. Es por ello también, que las mujeres fueron especialmente vulneradas por este régimen, porque sabían que podían hacerlo, porque es fácil vulnerar y dañar a alguien que ya está siendo maltratada en su propio hogar, es sencillo violentar a alguien que incluso cree que el maltrato es parte de la vida que le tocó vivir, dañar a una mujer es parte del pensamiento de quienes actúan de manera abusiva y lo más triste y ruin es que la sociedad no se indigna y le resulta fácil normalizar la violencia hacia las mujeres, más aún cuando sus propias comunidades difícilmente saldrán a cuestionarte o a pedirte explicaciones. Esa fue la primera lucha que las víctimas tuvieron que enfrentar, entender ellas mismas y hacer entender a la sociedad que aquello había sido violencia, que las habían vulnerado en lo más íntimo de ser y que eso debía ser denunciado, empoderarse y alzar la voz fue su primera batalla ganada.
Me parece prudente enfatizar sobre el tema desde una perspectiva particular, la cruel manera en que se decidió esterilizar mujeres, mujeres pobres, campesinas e indígenas, mujeres desprotegidas, ellas tenían todas las condiciones para ser vulneradas, pero la más importante era el hecho de ser mujeres. Las esterilizaciones son parte de un programa de control de natalidad aprobado por las organizaciones sociales y científicas, es un método adecuado, seguro y efectivo, es más, en su momento y cuando no se sabía las formas que Fujimori utilizó para implementarlo, el gobierno peruano recibió felicitaciones por el éxito que se había obtenido. Y esa fue la gran excusa que no sólo han usado ellos, los criminales, para defenderse, sino incluso de quienes querían minimizar la denuncia, total, decían, ¿acaso no es bueno que haya menos pobres?
Pero, ¿por qué esterilizar mujeres y no hombres? Tengo mil razones, y por lo menos 999 son porque debido a que nuestro país es machista y está regido por una cultura patriarcal en donde la mujer aprende a obedecer, no solo es más sencillo vulnerarlas, sino que es lo que corresponde, no cabe en la cabeza, ni del más perverso torturador, dañar a hombres, aunque sean igual de pobres y desamparados, si puedes hacerlo con mujeres.
Dentro de los métodos anticonceptivos, los quirúrgicos son los denominados métodos definitivos y estos en realidad son una buena opción para parejas que han decidido ya no tener hijos, pues además de ser muy seguros, si hablamos del procedimiento en sí, evitan toda esa gama de efectos adversos de los otros métodos, que son hormonales, y que por cierto, están siempre dirigidos solo a las mujeres. Pero este método no solo es posible hacerlo en mujeres, se puede hacer también en hombres, sin embargo en países como el nuestro la cantidad de hombres que se somete a este procedimiento es sumamente menor al de las mujeres.
Hagamos una comparación entre ambos, el procedimiento en hombres se llama vasectomía y consiste en cortar el conducto que transporta los espermatozoides desde los testículos a la próstata, de esta manera el líquido seminal no tendrá espermatozoides y con esto se evita la fecundación del óvulo. El procedimiento en mujeres se llama ligadura de trompas, en realidad tiene otro nombre técnico, pero es conocido así, y consiste en cortar las trompas de Falopio de manera que el óvulo es imposibilitado de avanzar hacia el útero y se desintegra. Hasta ahí parece prácticamente lo mismo y eso me da pie para hacer mi primer cuestionamiento, ¿por qué entonces no se eligió a hombres en lugar de elegir mujeres?
Pero sigamos, es aquí donde vienen algunas diferencias, para poder acceder al conducto deferente, que es el conducto por donde pasan los espermatozoides y es el que debe ser cortado, se puede hacer con una pequeña incisión en el testículo, como sabrán, es un órgano externo y para ello se necesita solo anestesia local; sin embargo, para poder acceder a las trompas de Falopio es necesario hacerlo a través de la pared de la cavidad pélvica por encima del pubis con una incisión que atraviese todas sus paredes (hoy existen otras técnicas que facilitan el acceso; pero estamos hablando de los años 90 y de establecimientos públicos) para los cual se requiere de anestesia general, repito nuevamente, ¿por qué entonces no se eligió a hombres en lugar de elegir mujeres? Aquí la primera razón que sustenta mi teoría de abuso y violencia de género. Y seguro alguien me podría decir, pero claro, era difícil captar hombres para ese procedimiento, si debían estar despiertos y en pleno uso de sus facultades, ¿cómo los convencerían?, ¿cómo los obligarían? Con eso tengo un segundo argumento, sí pues, es así, porque en nuestro país es fácil vulnerar la libertad de una mujer porque te amparas en la posibilidad de que nadie cuestione que lo estás haciendo; además, a la mujer no había ni que convencerla, bastaba con una orden o en caso contrario usar la violencia.
La recuperación luego de una vasectomía dura 24 horas, mientras que en aquella época y con la técnica quirúrgica de aquellos años, la ligadura de trompas ameritaba un descanso de por lo menos 5 días. Si a ello le adicionamos los riesgos quirúrgicos inherentes al hecho de ingresar a una cavidad versus la pequeña incisión de un órgano externo, la vasectomía sigue siendo no solo una medida más sencilla, sino que además teniendo en cuenta que se trataba de una política pública de carácter masivo, resultaba ser más económica desde todas las perspectivas, el procedimiento en sí, los insumos, el tiempo de trabajo que se invierte por paciente, lo que permitía mayor cantidad de atendidos, la reinserción al trabajo luego del descanso médico, entre otros detalles más.
Si hacemos un frío análisis y me pongo en los zapatos de cualquier gestor, practicar la vasectomía de manera masiva a todos los hombres campesinos e indígenas, pobres y desprotegidos, hubiera sido una medida más costoefectiva que hacer una ligadura de trompas; pero está claro que de esto no se trataba, se trataba de abuso, se trataba de maldad y cuando se actúa así, es a los grupos vulnerabilizados a quienes se ataca y estos siempre serán las mujeres, hasta el día en que logremos destruir el patriarcado, las mujeres seremos la principales víctimas de los abusos y nos costará el doble las luchas, porque debemos luchar no solo en contra de ese abuso, sino con nosotras y la sociedad, para identificarlo, para reconocer que somos violentadas por una sociedad desigual, en un país que parece no pertenecernos, en un país que nos cree invisibles, salvo cuando somos usadas como un objeto sexual.
Fujimori debe ser recordado como el gobernante ruin y nefasto que es, las víctimas de este atentado en contra de la salud sexual y reproductiva, que es un derecho que aún no hemos conquistado, merecen justicia y quienes trabajamos sirviendo a la salud debemos tener el firme propósito de formar parte de esa lucha, porque quienes estaban destinados a protegerlas, se convirtieron en sus verdugos más crueles y tal vez con nuestra indiferencia y falta de humanidad, seguimos repitiendo los patrones de conducta de quienes, tal vez por miedo, cumplieron la terrible misión de arrebatar lo más sagrado que posee una persona, que para la mujer es tan solo un sueño, su libertad.