Escribe: Miguel Coronel Romero

¿Qué es un fascista? Muchos asocian el término con Hitler, aquel dictador que empezó su gesta de sangre a través de cambios en las leyes para prohibir la participación política de algunos miembros opuestos a su régimen, como los comunistas o los judíos. Seguramente a la gran mayoría les parece reciente esta actitud autócrata, es un lienzo fresco en nuestra política nacional y viene gracias al exgeneral Jorge Montoya, aquel que firmó el “Acta de sujeción y obediencia” al criminal Vladimiro Montesinos y ahora es virtual congresista por el partido Renovación Popular, el partido de Rafael López Aliaga. Díganme si esto no es casi una experiencia religiosa.

No es algo descabellado que el virtual congresista haya manifestado a corazón abierto sus intenciones de imponer una partidocracia funesta en el Perú avalando sus acciones a través de su investidura legislativa, es el sueño incluso de toda la CONFIEP, hay que recordar que en las elecciones del 90 muchos de ellos expresaban subrepticiamente que necesitaban un Pinochet peruano y es por ello que el presidente de la CONFIEP de esa época, el señor Jorge Camet, fue el ministro de Economía de Fujimori que más tiempo duró en el cargo (1993–1998). Entonces entendemos que el exgeneral Jorge Montoya está acostumbrado a tener afectos casi maritales con los dictadores o aprendices de dictadores en el país.

Pero ha quedado cimentado aún más ese pensamiento autócrata con lo dicho por Rafael López Aliaga, ese señor que se la pasa diciendo que combatirá el comunismo violento encarnado en el candidato Castillo, ese “demócrata” de sus finanzas dijo: “PATRIA O MUERTE” a nivel nacional, sin reparo ni rubor en el rostro rechoncho que lo hizo dueño de un apodo que ahora no suaviza su pensamiento de ultraderecha, que no puede ocultar su personalidad de católico cercano más a la Inquisición que a la prédica de Jesús de amor al prójimo. El señor Aliaga azuzó a las masas a matar al candidato Castillo justificándose en la libertad del pueblo (que solo son un grupo reducido de fascistas) y la defensa de la democracia. Qué “coherente” se le ve al señor Porky tanto como en el recordado debate en primera vuelta.

“PATRIA O MUERTE”, una frase que dicha en la boca de Fidel Castro o el “Che” Guevara serían para los medios de comunicación un acto de sublevación a la democracia, una indignidad a los derechos, un acto de guerrillero con afición por la sangre del prójimo. Sin embargo, dicha por este sujeto, que lo único que sabe vocalizar es “muerte”, “Odebrecht”, “no comunismo” y algunos otros monosílabos, y que representa a la ultraderecha más obsoleta del país, eso dicho por él es libertad de expresión. “PATRIA O MUERTE” dice López Aliaga y luego campante ingresa a su domicilio Willax a decir que el candidato Castillo es un arquetipo exacto de dictador y que vulnerará los derechos fundamentales del país. “PATRIA O MUERTE” dice López Aliaga y no sorprende, este señor que cree que lo mejor que le puede ocurrir a Ana Estrada, la mujer que pedía al Tribunal Constitucional el derecho a una muerte digna, es tirarse de un edificio o cortarse las venas acompañada de música clásica.

Tengo la percepción de que el señor López Aliaga entiende con un detalle de cirujano el “pensamiento Gonzalo” y la barbarie de Sendero Luminoso, tanto que ya parece un senderista ensimismado, tiene miedo que lo descubran, pero con la euforia y los vítores de poca gente se le sale el dictadorcillo de plaza. Es una de las pocas veces que en un país demócrata se hace una amenaza de muerte en televisión nacional y la prensa no cumple su función de fiscalizador informativo, todo lo tergiversa a la conveniencia de su bolsillo. La prensa, acostada con la corrupción de Keiko Fujimori, actúa así: un señor a favor de Keiko grita “PATRIA O MUERTE” para el candidato contrario y lo primero que hacen es ir a entrevistar al autor de tal amenaza para preguntarle con qué arma lo piensa matar y no van con la víctima para asegurarse si ya tiene la seguridad adecuada.

¿Muerte ideológica? Es igual que la muerte física señor Aliaga, en países democráticos la libertad de pensamiento es un derecho fundamental del que goza todo ciudadano. Yo no estoy de acuerdo con su pensamiento de “autoflagelación” ni tampoco pienso que al ver a una mujer bonita se deba pensar en la Virgen María, sin embargo, lo respeto, no andamos diciendo “PATRIA O MUERTE” para esas personas. No puede imponer una muerte de ideas, porque de las ideas han salido las mayores libertades del ser humano. Eso genera Keiko Fujimori, estar cerca de su postura política envilece y envalentona al que la apoya a decir frente a cámaras y en plaza pública: “PATRIA O MUERTE”, aunque ellos se mueren de ganas por decir “MUERTE A LA PATRIA”.