Martha Chávez y Mauricio Mulder encabezan las listas de sus partidos, Fuerza Popular y Partido Aprista Peruano, para volver al Congreso en enero del 2020.

No podía ser diferente, pues ellos simbolizan todo lo que sus partidos políticos significan: la falta de renovación, la defensa a ultranza de la violación de derechos humanos, la obstrucción constante de la posibilidad de salir del empantanado lodo de la corrupción.

Ambos excongresistas encabezan a partidos acusados de ser organizaciones criminales dedicadas a delinquir a través de la cooptación del Ejecutivo y del Poder Judicial, como se descubrió con “Los cuellos blancos del Puerto”.

¿Para qué vuelven estos dos personajes que han demostrado que usan la política para los intereses personalísimos de sus líderes? Para, a través del constante show mediático, intentar desestabilizar las políticas ejecutadas por el presidente en el año que le queda de gobierno y desmentir todas las investigaciones abiertas contra Keiko Fujimori, y cerradas a la fuerza de Alan García. No tienen otra intención más que continuar las estrategias de mentiras que los han mantenido en el foco de la opinión pública, luego de las declaraciones de los representantes de Odebrecht sobre los pagos dados a ambos para favorecerlos en un futuro.

La labor de ambos no es de servicio público, son bullys profesionales que usan la política para arrastrarla hacia la pérdida de tiempo constante, por algo ambos señalan que “investigarán” la disolución del Congreso. No tienen nada más que hacer y así buscan que el pueblo peruano los mantenga. Esperamos que el pueblo no vote por ellos, demasiada corrupción e irresponsabilidad hemos tenido gracias a los que defienden.